Especial Matanza

Gracias a las autoridades sanitarias, esta tradición se ha perdido, ya que es de obligado cumplimiento el llevar los cerdos a sacrificar a un matadero; no obstante, antes de que estas medidas fueran impuestas, se ha documentado una matanza realizada en La Bastida al estilo de toda la vida. Tampoco se permite actualmente lavar los vientres del cerdo en el río, pero las imágenes corresponden a los años anteriores a todas estas prohibiciones. En el siguiente reportaje se puede ver todo el proceso.
El proceso comienza con el sacrificio de los animales a primera hora. Para ello se emplea la mesa de matar, que es muy baja para apoyar en ella el animal además del gancho, que permitirá tener el animal con la cabeza quieta.
instrumentos de matanza
Dicho esto, el valiente portador del gancho, que debe tener fuerza para arrastrar al marrano, se adentra en el pocilgo para echarle el gancho. Se trata de pillar el animal por debajo del hocico y tirar hacia afuera de él. Una vez fuera del pocilgo, todos los presentes conducen al animal hasta la mesa de sacrificio.
Acto seguido, se clava el cuchillo para dar muerte al marrano, teniendo listo un cubo para recoger la sangre con la que se elabora la morcilla. En ese cubo se suele tener pan migado, puesto que este es otro de los ingredientes de la morcilla, junto con la calabaza.

Una vez matados los animales, se desplazan hasta el lugar donde se vayan a chamuscar. Debido a su peso, se suele utilizar un carretillo o un motocultor para realizar esta tarea.

Antes de chamuscar, se cortan las orejas, los pies que no llevan jamones y el rabo de los animales.
Para chamuscar el animal, se cubre de helechos a los que posteriormente se pega fuego. Esta es la forma en que se ha hecho toda la vida, dado que el cuero del tocino sabe mejor. Otra opción sería utilizar el soplete con la bombona de butano, pero el sabor no es el mismo.
Mientras los hombres chamuscan, las mujeres se dedican a encallar los rabos, los pies y las orejas para pelarlos. Para hacer esta labor se utiliza el agua caliente y los cuchillos.

Una vez que el fuego se va apagando en el chamosco, se le da la vuelta al cerdo para chamuscar la barriga. Es de destacar que en la panza hay que tener gran cuidado, porque un exceso de calor podría romper las tripas del animal.
Concluido este proceso, se rematan los pelos que hayan quedado con piornos clavados en una horca y se raspa el cerdo con cuchillos.
Además es habitual quitar las pezuñas de los jamones, aplicándoles calor.

Cuando se acaba de chamuscar, se empieza a abrir el cerdo. Esta es una tarea que realizan los hombres también.

Se comienza por cortar el cuello, pudiendo retirar incluso la cabeza, que se pelará más adelante. Después de desenreda la verga y se hacen dos cortes a lo largo del cerdo para sacar la cinta. En la foto se aprecia como se ha retirado ya la cinta.
Tras ello con un hacha se corta la espinilla, situada junto al corazón del cerdo, y se extrae igualmente.
Después se comienza a sacar la enjundia (grasas que se utilizan para el jabón, farinato...). Para ello es preciso buscar su final, adentrandose poco a poco en el animal por los extremos que se han abierto. Se sabe donde está el final de la enjundia porque es donde se sitúan los riñones, que suelen salir pegados a la misma.

Tras sacar la enjundia se retiran las otras grasas que hayan podido quedar y se extraen los bofes (los pulmones del cerdo) para ello es preciso desenredar la gargabera (garganta).
Con cuidado, se extrae el riñón del animal separando la yel (parte amarga que lleva pegada), así como la pajarilla y el resto de vísceras.
También se extraen las tripas del cerdo, con cuidado de no romperlas, puesto que se utilizarán para los embutidos y además contienen las heces del cerdo con las que se podría manchar la carne.
Inmediatamente después se obtienen los solomillos que están justo encima de las costillas del cerdo.
Ahora se ven todas las costillas junto con el espinazo del animal. Es preciso usar el hacha nuevamente para separar el espinazo y las costillas. Con mucho cuidado se van dando golpes a lo largo del espinazo hasta cortar los huesos. Después con la ayuda de un cuchillo se extrae el espinazo, que se utiliza para dar sabor a las ricas patatas de la matanza.
También se extraen las costillas, empezando por el lado donde están las falsas (costillas flotantes).

Mientras los hombres están despedazando el marrano, las mujeres se encargan de desenredar las tripas para posteriormente lavarlas en el río.

Las mujeres desenredan las tripas con paciencia, ya que el olor de las mismas no es muy agradable.

Una vez sacadas las costillas, quedan a la vista los mantos, los lomos y el cabecero de lomo.

Los lomos se extraen en primer lugar cortando al alrededor de los mismos, junto con el cabecero. Posteriormente, se adobarán para embutirlos o comerlos fritos.
De igual modo, para los mantos es preciso usar el cuchillo, ya que se encuentran pegados al tocino que se sitúa debajo. Éstos se usarán para hacer chorizos o adobados.
En este instante ya se puede cortar el cerdo a lo largo en dos mitades para trabajar com más comodidad.

Del animal, sólo quedan las hojas de tocino junto con las paletas y los jamones.
Es preciso extraer las paletas para usarlas para el chorizo o salchichón. Asímismo, se procede de igual forma con los jamones que no se vayan a curar. Para extrarlas se empieza a pelar por la parte de la pezuña y con mucha calma se va sacando.
En los jamones que se van a curar, se suele extraer el hueso "moro", ya que se asegura que sin él se salan mejor los jamones.
Después se recorta el jamón y se cuelga, para que tenga una mejor presencia.
Posteriormente se salará junto con las hojas de tocino, las cintas, las jetas...
Por otra parte, se pela la cabeza, de la que se obtienen las jetas, la lengua (que se encalla para chorizo), los sexos y algo de carne de las carrilleras que se usa para embutidos.

Ha llegado la hora del almuerzo. Es el momento ideal ya que así se da tiempo a que las carnes se enfríen para posteriormente picarlas. Las mujeres después de almorzar, bajan al río a lavar las tripas.

En el río, se cortan las tripas de la longitud que se quiere que tengan los embutidos.
Después, con la ayuda de la rueca se le va dando la vuelta a todas las tripas para limpiarlas por ambos lados. La rueca se usa sólo con las tripas más estrechas.

Para las tripas más gordas, como puede ser la vejiga y las tipas culeras, no se usa la rueca y se le da la vuelta a mano.

A la vuelta, los hombres, que quedaron desayunando, han comenzado a picar las carnes para hacer los chorizos y salchichones.

Se usan dos mesas y la máquina de picar, a la que se le va introduciendo carne y dándole a la manivela (antiguamente se picaba usando únicamente dos cuchillos)
La carne que se pica como se dijo antes son los mantos, las paletas y otras carnes que tenga el cerdo. Antes de picar, es preciso escarnar, para separar la carne de los huesos y también se aparta la grasa que se usará posteriormente para hacer jabones.
En la imagen se puede ver que la carnes están colgadas en cuerdas y de ahí se van cogiendo para escarnar.

Finalmente, se salpican los huesos, para poder aprovecharlos para dar sabor a los guisos. Se suelen salpicar las paletas, las costillas, el espinazo, los huesos de la cabeza...
El resultado de picar se puede ver en la imagen:

En este momento la matanza ha acabado prácticamente para los hombres, ya que el trabajo restante correspondiente al embutido y adobado de carnes lo desempeñan las mujeres.

Se comienza por el adobado de las carnes, tarea que se realiza cuando éstas están frías. Veamos el proceso que se sigue para cada tipo de embutido:

Las morcillas

Se le echa pan, calabaza, gorduras, pimiento, anises, sal, aparte de la sangre del cerdo que se recoge en el cubo al sangrar el marrano.

El salchichón

Se le echa ajo, cominos, anís, orégano, nuez moscada así como naranja y vino blanco.
Después se soban hasta que se hayan mezclado.
Es de reseñar que para salchichón se usan carnes con menor contenido en grasas.

El chorizo

Se le echa orégano, vino blanco, cominos, nuez, naranja (si se quiere, porque igual lo arrancia), ajo...

...y por supuesto, el pimiento que le da ese color tan carácterístico y que además lo conserva.
También se le echa sal que conserva el chorizo. Si es poca la que se le ha echado, antes de comenzar a hacer chorizo se prueban las chichas y se le puede añadir una poca más.

Después de la sal, se añade algo de aceite a las chichas.
Por último se soban las carnes hasta que queden bien mezcladas. Es un proceso lento que se debe hacer con calma.

Lomos, costillas y mantos

Se echan en adobo, con pimiento, ajo, cominos, orégano y sal en abundancia, puesto que los lomos la necesitan al ser más gordos.

Al día siguiente, se hacen los chorizos, salchichones, lomos y adobados.

Se hace uso de la máquina de picar nuevamente. Para meter la carne en tripas se le acopla una cornata por la que se introducen las tripas y poco a poco se le va dando a la máquina hasta que se completa el embutido en cuestión.
Después, se pica el embutido para sacar todo el aire que haya podido quedar en su interior y se ata en sus extremos para colgarlo.

En esta foto se ve la máquina con la que se realiza el embutido
Antes de que hubiera máquina, se embutía mediante unas cornatas como se ve en la imagen.

Para los lomos no se emplea la máquina y se meten a mano:

Los lomos se han dejado en adobo un noche, junto con las costillas, cabeceros...
Para introducirlo en la tripa, primero se toma el lomo y se le ata una cuerdaen un extremo, para poder tirar de él.

Se unta el lomo con aceite para que se deslice mejor por la tripa. Lo mismo se hace en la tripa.
Y se va introduciendo en la tripa....
...con mucho cuidado para que no se rompa.

Mención aparte merecen los farinatos:

Se pica el pan, mientras se van derritiendo las enjundias, que después se añadirá al pan.
Es preciso ablandar el pan con agua caliente. Después se añade el pimiento, los cominos y los anises y se le echa sal.
Las enjundias se derriten en una sartén al fuego, removiendo con cuidado para que no se peguen.
Una vez derretidas se echan en el pan

Después se hace el farinato, bien con la máquina...
... o con cornata en caso de que la masa se quede fría.